FEDERACIÓN NACIONAL DE EXPERTOS EN ANÁLISIS DOCUMENTAL
ARTÍCULO APARECIDO EN LA REVISTA SALA DE TOGAS Nº 69 DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE ALMERÍA
FALSIFICACIONES MÁS FRECUENTES DE DOCUMENTOS
Según la R.A.E. “falsedad” es el “delito consistente en la alteración o simulación de la verdad, con
efectos relevantes, hechos en documentos públicos o privados, en monedas, en
timbres o en marcas”.
Falsificación y falsedad, aparecen en nuestra legislación como
sinónimos. (Código Penal, Título XVIII,
Capítulo II “De las falsedades documentales”). La falsedad se asocia a
conductas que, por cualquier medio, tienen como finalidad el engaño de
terceros, lo cual se produce cambiando la verdad. La mutación de la verdad,
está en la naturaleza de diversas conductas delictivas entre las que se
encuentran el dolo, el fraude y la estafa. ¿Qué nos recuerda esto?
La primera alusión a la
falsificación de un documento público que tiene relevancia es hacia el siglo V
a. c., en Atenas, Grecia. Sin embargo, en la época del Imperio Romano, fue más
común el uso de ardides con fines delictivos, tanto sobre monedas y
testamentos, como sobre disposiciones del César. Tanto es así que, en el año 78
a.c. fue promulgada por Lucio Cornelio Sila la “Lex Cornelia de Falsis”, donde
establecía la comparación de escrituras cuando se sospechara la veracidad de un
manuscrito, antecedente éste considerado como una primitiva aprobación
reglamentada del peritaje caligráfico, aunque el procedimiento era precario y
poco fiable.
Con el inicio de la Edad
Media, tras la caída del Imperio a finales del siglo IV de nuestra era, se
detuvo la evolución de las ciencias jurídicas, sustituyéndose la prueba de testimonios
y de comparación por la confesión del imputado, generalmente obtenida a partir
de torturas. Durante este período, proliferaron los títulos nobiliarios falsos
o adulterados, así como también, los privilegios reales y las bulas papales
que, al no existir un método para diferenciar lo falso de lo verdadero,
circulaban con total impunidad.
Hacia el 1200, el rey de Castilla,
Alfonso X “El Sabio”, elabora “El Libro de las Leyes” que más tarde pasaría a
ser conocido como “Las Siete Partidas”, un cuerpo legal redactado con el fin de
lograr uniformidad en la aplicación de la justicia en el reino. Alude en él,
por primera vez, a las modificaciones de la escritura por causas involuntarias,
que no persiguen fines criminales o que fueran pensadas para engañar, sino a
aquellas que se dan por obra del tiempo y la naturaleza en una misma persona. No
es lo mismo la letra de una persona cuando es joven y sana, decía el rey, que
cuando está viejo y enfermo. Enumera, además, normas para evaluar los escritos
impugnados, erigiendo así los pilares de la profesión de perito en escrituras y
documentos controvertidos.
Con el perfeccionamiento de
la imprenta de tipos móviles por Gutenberg hacia mediados del siglo XV, se vio
incrementada la circulación de libros y con ello, la divulgación del idioma
escrito con beneficios culturales y comerciales, pero con la consecuencia
negativa de la difusión de nuevas técnicas de falsificación y adulteración de
documentos, que evolucionaban a medida que avanzaba la técnica.
Francia fue, sin duda, la
cuna de los más prestigiosos investigadores en el área documental. Basta citar
los nombres de Michón, Crépieux-Jamin, Solange Pellat, Edmon Locard, etc. De la
francesa nacen el resto de la escuelas europeas, principalmente la inglesa con
Saubeir y Saudek, la alemana con Preyer, Meyer, Klages y Scheneickert, y la
italiana, con Morelli, Andreani, Ottolenghi y Marchesan.
La falsificación de documentos es el
proceso a través del cual una o varias personas alteran y/o transforman la
información original que poseía un documento de cualquier índole creando una
modificación que se utiliza para usurpar derechos o eludir obligaciones legales
o contractuales, con el fin de procurarse un beneficio en detrimento de los intereses
de otros. La falsificación del documento se determina por el dolo en el cual se
incurre a través de la incorporación, anulación o sustracción fraudulenta.
Veamos a continuación los distintos
tipos de falsificaciones:
A) Desfiguración o disimulo
Con ella se pretende dificultar o
impedir la identificación del escribiente, alterando la propia escritura, las
manifestaciones más frecuentes son las autofalsificaciones y los anónimos.
Autofalsificaciones
Se suelen presentar con más frecuencia en
las firmas que en textos. La persona titular niega su realización, ya que en el
mismo acto de realizarla tenía la intención de negar su autoría, por lo que
intentó cambiar su propia firma o escritura con desarrollos diferentes a los
suyos propios, con la intención de no vincularse al contenido del documento.
Anónimos
Como sabemos son aquellos escritos que
no llevan el nombre del verdadero autor, de contenido normalmente injurioso, se
suelen realizar con letras mayúsculas. La identificación suele ser muy
dificultosa.
En ambos supuestos son comunes: presión
fuerte, cambio de tipos de letra, grafías que denotan escasa destreza gráfica,
añadido o supresión de trazos y variación en el tamaño e inclinación de las
letras.
B) Falsificaciones convencionales
En esta categoría el falsificador es una
tercera persona. Se pueden clasificar en tres grupos, falsificación por
imitación, por calco o libre.
Falsificación por imitación:
Cuando el falsificador se somete
fielmente al modelo que intenta reproducir. Es el sistema más utilizado ya que
toma como modelo la firma que pretende reproducir de la mejor forma posible.
Los procedimientos utilizados son: la imitación servil y la asimilación de
grafías.
-
Imitación servil: El autor sólo utiliza una firma
auténtica que copia sin ensayar por lo que los desarrollos serán lentos,
apareciendo rectificaciones, tachaduras y paradas innecesarias y el producto
final es tan burdo que será difícil que pueda engañar a nadie.
-
Asimilación de grafías: El método que utiliza el
falsificador es el ensayo de la firma durante el tiempo necesario para
conseguir adaptar sus propios grafismos a los de la persona que pretende
suplantar, de forma que la realizará con naturalidad y espontaneidad. Este tipo
de falsificación no la realiza cualquier persona, ya que tiene que poseer una
determinada habilidad escritural.
Falsificación por calco o
transparencia:
Se pretende obtener una copia de
la firma o escritura que se quiere falsificar, siguiendo fielmente los
recorridos de los trazos por contacto directo del documento original, aparecen
trazos inseguros, lentos, temblorosos, con abundantes reenganches, retoques y
enmiendas.
En algunos casos emplea el
falsario un bolígrafo sin tinta repasando la firma auténtica presionando de
modo que la huella de su silueta se transfiera al documento que va a ser
falsificado. Posteriormente repasará los surcos producidos.
El trazado también será lento y
tembloroso, pero lo que identifica este método de falsificación es el surco
pronunciado visible en zonas donde no lo ha cubierto totalmente la tinta.
Falsificación libre:
Consiste en replicar un texto o
firma de manera desenvuelta, con fluidez en la factura, para evitar producir
cuantos fenómenos anómalos que delatan la labor falsificadora estricta como, detenciones,
temblores, anomalías en la presión u otras deficiencias.
La elección de este método
comporta que el falsificador ha de ser bastante habilidoso para dar la
sensación de espontaneidad, de esta forma las firmas realizadas por este
procedimiento, cuentan con todas las características de calidad gráfica
necesarias para no despertar sospechas sobre su autenticidad.
Si en las falsificaciones por
imitación prima la total supeditación a lo observado en el modelo, aquí
prevalece el que la totalidad del conjunto sea creíble a costa de que ciertas
formas no sean idénticas.
-
Falsificación arbitraria: Este tipo de falsedad generalmente
aparece en relación a las firmas ilegibles (rúbricas) y a los visés (rúbricas
muy esquemáticas). Se ejecutan con rasgos arbitrarios, rápidos y decididos, que
no se parecen en nada a los desarrollos de la firma que se pretende falsificar
y se realizan por lo general para una única ocasión.
C) Reproducción fotomecánica
-
Escáner, impresoras y
fotocopiadoras: Permiten
hacer composiciones con recortes de documentos en color y con las tipo láser es necesario poner mucha atención para
distinguir el original de las copias ya que ofrecen una gran resolución porque
el grano del tóner tiene un tamaño más pequeño que las impresoras de inyección
de tinta. Algunos modelos incorporan opciones como la edición, con lo que se
puede modificar el grosor de los trazos. Hay máquinas que utilizan ocho tintas,
con lo que el color de un manuscrito o firma previamente escaneada será de un
asombroso parecido al original por lo que puede ser difícil de distinguir para
el profano, no así para el experto, si utiliza el instrumental adecuado.
D) Manipulaciones
-
Intercalado, añadiduras: Consiste en la alteración de un
escrito ya terminado mediante inserción de grafías, palabras o frases para
variar su significado. Atención a los espacios en blanco o sin rellenar. Puede
detectarse mediante el estudio de las tintas y características del útil de
escritura y el cotejo de las grafías que aparecen.
-
Abuso de firma en blanco: Consideración especial tiene el
abuso de firma en blanco. Es un ejemplo lamentable, en el acto de la firma de
un contrato de trabajo, recogerle también la firma del finiquito al empleado,
con lo cual la empresa puede liquidar al trabajador en la fecha que considere
oportuna, solo necesita terminar de rellenar el documento pues ya lo tiene
firmado.
Son también
prácticas mercantiles, fruto de la buena fé y exceso de confianza, firmar recibís
de entregas en metálico o determinados documentos, como albaranes pre-impresos sin
haber sido rellenados por completo o incluso en blanco. Son frecuentes las
firmas por alguno de los socios, de cheques o pagarés, sin terminar de rellenar,
en cuentas mancomunadas.
-
Supresiones por medios químicos, lavado,
recubrimiento, tachadura, emborronado, corte: Son procedimientos muy agresivos y
evidentes a simple vista y los más sofisticados se estudian fotografiándolos con
luces metaméricas, que en la mayoría de los casos nos desvelan absolutamente todo
lo que ha ocurrido en el documento manipulado.
-
Retoque: Son pequeños arreglos que se dan a
letras o guarismos para componer las imperfecciones que puedan tener para
facilitar su lectura. Los retoques fraudulentos se utilizan por ejemplo para
convertir un “1” en un “7” o un “3” en un “8” o cambiar el significado de una
frase.
-
Raspado y borrado abrasivo: El papel sometido a borrado por
medios físicos sufre una pérdida de fibras y en consecuencia un adelgazamiento
de la zona afectada, en ocasiones tan burda que se aprecia a simple vista. Sin
embargo en otros casos se realiza con gran sutileza resultando difícil su
verificación.
Les invito a
que reflexionen sobre lo expuesto en este artículo, por si tuviesen dudas sobre
la autenticidad de algún documento. De ser así es conveniente aislarlo del
resto, guardarlo en una funda porta documentos transparente y consultar con un
experto.
BIBLIOGRAFÍA:
·
Albarracin, Roberto (1971). Manual de criminalística. Buenos
Aires: Editorial Policial.
·
Bonilla, Carlos (2005). Tratado de documentología. Buenos
Aires: Ediciones La Rocca.
·
Robles, Ángel y Vega, Antonio (2009). Grafoscopia y Pericia
Caligráfica Forense. Barcelona: Editorial Bosch
Refrendo
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