LA FIRMA, TIPOS Y CONSIDERACIONES PARA EVITAR FRAUDES
La firma es una forma gráfica autógrafa, elegida o asimilada, que
utilizan las personas para identificarse ante los demás. Tiene una serie de
características identificables, similares y coincidentes, como son la forma, la
proporción, presión, enlaces, etc., que le dan carácter individual y
diferenciador. Tanto es así que de darse el caso, que dos firmas sean
exactamente iguales, una de ellas sería falsa.
En función de la evolución histórica y social, se ha otorgado
valor jurídico a las diferentes representaciones de la firma para autenticar y
confirmar su validez. Así, en el Código
de Hammurabi, (1750 a. c.) se exigía que el documento que contenía la sentencia
dictada, por tribunales civiles o religiosos, había de quedar escrita y sellada
como garantía de su autenticidad.
En Roma se asignaba más valor a la prueba de testigos, que
junto con las partes, firmaban el documento. La autenticidad del documento se
llevaba a cabo en la ceremonia llamada manufirmatio,
que consistía en la lectura del documento en voz alta por el notarius, a continuación se desplegaba
sobre una mesa, pasando la mano por encima en señal de aceptación de su contenido
y al final se escribían los nombres de los intervinientes. El desconocimiento
de la escritura, hacía que muchos documentos no se firmaran.
La utilización de sellos o marcas personales fue un hecho muy
común, ya que el arte de la escritura era ejercido por muy pocos, hasta el
punto de que muchos reyes y emperadores de la antigüedad no sabían escribir ni
su nombre; como el caso de Carlomagno, que siendo uno de los hombres más
poderosos en el siglo IX de toda Europa occidental y aunque demostró interés
por la cultura, no sabía escribir, debiendo autorizar las actas imperiales con
una cruz realizada sobre su nombre (su firma) realizado por un escribano.
Bien entrada la Edad Media se generalizó el uso de sellos
oficiales por parte de los funcionarios gubernamentales con el fin de
garantizar la autenticidad de los documentos oficiales, práctica que más tarde
se extendió a los nobles y caballeros, como un signo personal distintivo que
permitiera conocer la identidad del autor del documento y que acostumbraban a
llevar consigo en recipientes especiales.
La rúbrica es
un elemento muy importante que forma parte de la firma, incluso en muchas
ocasiones, es la firma. Data de la Edad Media, y al parecer proviene
etimológicamente del latín rubrum (rojo). La rúbrica se
colocaba al pie del documento, después se añadían tres palabras latinas con
tinta roja, scripsit firmavit reconogvit, que de alguna manera
daban fe de autenticidad oficial al mismo. Con el tiempo, estas palabras se
fueron deformando hasta hacerse ilegibles, convirtiéndose posteriormente en
dibujos embrollados. De tal modo que el pueblo llano, desconociendo su verdadero
significado, interpretó aquel garabateo como un signo de buen gusto y
distinción, intentando imitarlo. De alguna forma todavía, hay quien sigue
considerando a las firmas con grandes rúbricas, como elegantes y propias de
personas importantes.
Con la generalización del uso de la escritura y la necesidad
de utilizar documentos públicos y privados, la firma manuscrita fue adquiriendo
la importancia y la función que actualmente se le asigna y que se refleja en el
reconocimiento de su valor jurídico.
La plasmación de una firma en un documento tiene tres
funciones:
Identificativa, ya que sirve para identificar al
autor de la misma, quien expresa su voluntad a través del contenido del
documento, bien porque es legible y se puede leer perfectamente el nombre del
autor, o bien porque aunque sea ilegible es un signo repetido por dicha persona
de forma constante, y por tanto, conocido por los demás.
Declarativa, puesto
que es el instrumento de la declaración de voluntad del firmante, ya que supone
la asunción del contenido del documento y, por tanto, se hace también
responsable de lo declarado en él.
Probatoria, porque
permite identificar si el autor de la firma es efectivamente aquel que el
contenido del documento manifiesta y que ha sido identificado como tal en el
acto de la firma, ya que aunque la persona no reconozca haber firmado el
documento, será elemento de prueba la verificación de dicha autoría mediante
cotejos realizados por peritos calígrafos.
Algunas personas tienen más de una firma, que va evolucionando
con los años y la realizan completa o abreviada dependiendo de la importancia
del documento, de la cantidad de documentos a firmar por acto, de la solemnidad
del momento, etc. Se distinguen tres tipos de firmas.
La firma entera o
textual completa: Se compone del
nombre, uno o dos apellidos y con frecuencia rúbrica que puede ser envolvente a
modo de adorno. Este tipo admite el examen de casi todas las características
que es factible realizar sobre un manuscrito, por lo que eleva la dificultad de
la falsificación facilitando al perito llegar a conclusiones fundamentadas con
solidez.
Media firma, firma
simplificada o de tipo mixto: Se
considera a aquella que es una abreviación de la firma entera, son rúbricas que
suelen envolver algunos grafismos ilegibles y o legibles de desigual forma. Son
realizadas normalmente por personas que firman con frecuencia, junto a la
abundancia de peculiaridades gráficas y constituyen el más firme seguro contra
su falsificación.
Visé: Es una firma muy simple que consta de
un sencillo y abreviado trazado que se realiza en un solo movimiento escritural
(sin levantar el útil del papel) y que se utiliza normalmente para dar
conformidad o visto bueno. Dificulta las posibilidades de
pronunciar una conclusión categórica sobre su autoría si no se dispone de
abundantes muestras con las que cotejar.
- En
el mismo acto de la firma, lea atentamente todas y cada una de las hojas que
tiene delante, y asegúrese que está de acuerdo con todo su contenido. Recuerde
que los documentos suelen tener “letra pequeña” a la que también estará
obligado. Ante cualquier duda, consulte a un abogado o experto para que le
informe a qué se obliga al firmar ese documento, y qué consecuencias puede
tener.
- Firmar
siempre que se pueda en una posición cómoda, preferiblemente sentado, es importante
que tenga movilidad el antebrazo y la muñeca.
- Procurar
firmar con la firma habitual y no con visé. Cuanto más sencilla sea su firma,
más fácil será que la puedan falsificar. Si lo desea puede tener un modelo de firma
más abreviado para firmar documentos de escasa relevancia. Pero debería ser una
muestra sintetizada de su firma completa, es decir, que se pueda deducir que
procede de su firma completa.
- Si
el documento que ha de firmar ha quedado redactado en más de una hoja, comprobar
que las hojas estén numeradas y estampe su firma en cada una de ellas en el
lateral o al final. Nunca dejar un espacio en blanco demasiado amplio entre el
final del texto y la firma. Así evitará que puedan añadirse párrafos, frases o
menciones posteriores al momento de la firma. Firmar justo debajo del texto
impreso.
- Jamás firme documentos u hojas en blanco, aunque
tenga confianza con la persona que se lo pide. En la práctica sabemos que va a
resultar muy difícil poder probar que una firma se dispuso en un documento en
blanco, o parcialmente relleno y que el texto impreso que aparece no estaba allí
o se puso después de su firma, es lo que se denomina abuso de firma en blanco.
- Utilice
el mismo bolígrafo o instrumento escritural para manuscribir sus firmas en un
mismo documento. Así, será más fácil comprobar que la tinta de todas las firmas
es la misma, y podrá demostrarse la posible unidad de acto a la hora de firmar.
- Para
hacer su firma más segura, los expertos recomiendan realizar intersecciones y
cambios en la dirección de los trazos, mantenerla ilegible, hacer movimientos
rápidos y fluidos y mantener una firma constante, es decir, cuya apariencia no
cambie demasiado de una vez con otra.
- Es
conveniente quedarse con copia del documento firmado y comprobar que figure la
fecha.
- Si
aplica estos consejos, su firma será menos vulnerable a ser falsificada.
A pesar de que estamos en la era de los avances tecnológicos,
y que la escritura manuscrita sufre uno de sus peores momentos, hoy día todavía se sigue firmando, y se sigue
exigiendo en todos los contratos que se plasmen las correspondientes firmas por
parte de los implicados, como una manera de responsabilizarse, social y
jurídicamente.
Aunque sea un elemento proclive a su imitación y
falsificación, la firma sigue siendo uno de los mejores signos personales de identificación,
al ser totalmente imposible que alguien pueda usurpar en todos sus rasgos
gráficos, al verdadero autor de la misma. Esto, probablemente, sea uno de los
factores fundamentales que asegure su supervivencia en el futuro.
Bibliografía:
·
Martín, Rafael (2010). Documentoscopia
(método para el peritaje científico de documentos). Madrid: La Ley
·
Orellana, Juan F. y Rafael (2014) Barcelona
·
Robles, Ángel y Vega, Antonio (2009). Grafoscopia y Pericia
Caligráfica Forense. Barcelona: Editorial Bosch
Refrendo
GABINETE DE
CRIMINALÍSTICA DOCUMENTAL
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EXPERTOS EN GRAFÍSTICA Y DOCUMENTOSCOPIA
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